Juan Cornejo: todo un maestro artesano.

Cuando consigo ir a la provincia de Cádiz llevo algunos materiales a artesanos de la zona, esto me permite charlar con gente que comparte la pasión por la pesca y el bricolaje y así puedo ver de primera mano el trabajo de muchos artesanos.

Hace ya algún tiempo tuve la suerte de conocer a Juan Cornejo, y quedé tan sorprendido por su trabajo que tuve que rogarle que me permitiera fotografiar su trabajo “con la reflex”.

Juan es un apasionado de la pesca y de la fabricación artesanal de señuelos, un ejemplo de hombre diestro e ingenioso que ve señuelos en cualquier objeto cotidiano por raro que sea y que reconoce la capacidad de crear algo atractivo para los peces en casi todo lo que tiene a su alcance, especialmente para sus especies fetiche: la lubina y la baila.

Y cuando digo diestro, lo digo con el convencimiento de que la manera que tiene de trabajar los materiales no es simple conocimiento de las técnicas de fabricación, es mucho más.

Un café, en un bar, con este artesano es un doctorado en técnicas de creación de señuelos.

Os enseño un ejemplo: En esta zona suelen pescarse bailas con gomillas de muy pequeño tamaño. Hablo de pepones de 2 o 3 centímetros de longitud y un par de milímetros de diámetro. Para estos, conseguir cabezas plomadas no es fácil.

Juan haciendo uso de unos listones de aluminio y brocas de hasta 0,4 mm se talló este molde:

Pero no sólo las cabezas plomadas de un par de gramos, fijaos en este micro calamar, de no más de 3 centímetros, que se fabrica nuestro artesano. Os aseguro que me siento afortunado de haber podido contemplar estas obras de arte:

Son muchos los señuelos que Juan crea, pero especialmente me han encantado los paseantes que hace moldeando planchas de metacrilato y policarbonato. Se ha hecho completamente a mano, una prensa en la que dá forma a ambos lados del señuelo, una vez que con calor y disolventes consigue hacer maleable este plástico transparente.

Con una sierra circular que él mismo ha diseñado, recorta el sobrante de las planchas, después de darles forma y tras introducirle en el interior un alma de acero, unos pesos y holográficos, decora el lomo y la panza con pinturas y coloca unos ojos para posteriormente lacarlo.

El resultado es increíble. Unos señuelos hiperrealistas y super atractivos a los ojos de cualquier colega artesano y por supuesto, a los de cualquier lubina.

He tenido la suerte de que me regalara uno… Obviamente está pinchado en la pared de mi taller. Ese no lo lanzo al agua.

Muchas gracias Juan!

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